Alemania derrotó a Israel por 2-0 en su último amistoso antes de la Eurocopa, pero dejó muchas dudas en un partido en el que jugadores claves en la organización del juego germano, como el madridista Mesut Özil y Toni Kroos, estuvieron por momentos demasiado apagados y excesivamente imprecisos.
La idea del amistoso contra Israel era tener como rival a un equipo que encerrará atrás, como se espera que lo haga Dinamarca en el último partido de la fase de grupos de la Eurocopa, y así ocurrió. Los israelíes se refugiaron en su área y la tarea alemana fue buscar la fórmula para romper el cerrojo.
Thomas Müller y Lukas Podolski jugaron muy cerca de las bandas para tratar de abrir la defensa contraria y en el centro del campo los dirigidos por Joachim Löw hicieron circular la pelota permanentemente, aunque a veces sin la suficiente profundidad. Sin embargo, a los 40 minutos, Mario Gómez abrió el marcador con un remate desde unos seis metros tras pase de Sami Khedira.
Las ocasiones más claras en el segundo tiempo, estuvieron en los pies de Podolski, con un remate en el minuto 63 a pase de Özil que se encontró con una buena parada del arquero Harush, y de Müller, en el 76, que lo hizo todo bien salvó el remate desde unos seis metros que salió ligeramente desviado.
El segundo gol local lo marcó André Schürrle en el 82 con un remate de media distancia y el tercero estuvo a punto de llegar cuando Harush paró un remate de cabeza a quemarropa de Miroslav Klose.
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